- Nota principal
El uso agrícola del agua necesita mejorar sus indicadores de aprovechamiento. Estudios realizados en las principales cuencas irrigadas de la provincia han arrojado valores que nos indican que una importante parte del agua consumida en los riegos gravitacionales, a diferencia de los riegos presurizados (riego por goteo, aspersión o microaspersión), no es suficientemente aprovechada a nivel de finca. Los valores determinados de Eficiencia de Aplicación (EAP) han sido de 59% en el río Mendoza (Morábito, 2003), de 61-65% en el río Tunuyán Inferior (Tozzi, 2014 ), de 43% en el río Tunuyán Superior (Schilardi, 2010) y de 55% en el río Diamante (DGI). Esto nos demuestra que existe un margen de optimización en el uso del agua que se torna más importante cuanto más escaso se vuelve el recurso.
Sin embargo, ese margen de optimización debe analizarse con más detalle,pues hay varios factores que influyen en la disponibilidad y la utilidad del agua que se pierde, tanto por escurrimiento como por percolación en profundidad. En este sentido resulta necesario destacar la importancia del factor salino como uno de los principales limitantes de la producción. Debido a la característica eminentemente salitrosa de los suelos de Mendoza, resulta necesario considerar el balance de sales en conjunto con la demanda hídrica para evitar procesos de concentración que perjudiquen la productividad.
Un concepto apropiado para esta situación es el de Eficiencia Razonable. Se trata de aquella que sería factible de alcanzar mediante la implementación de mejoras culturales en el sistema de riego a nivel predial de acuerdo a prácticas conocidas y sencillas que no requieren de alta inversión estructural. De acuerdo con este concepto no se pretende llevar a cabo la ejecución de un cambio de los sistemas de riego hacia otros más sofisticados sino propender a optimizar lo actualmente instalado (Satlari, 2015). Este concepto pretende hacer foco en aquella fracción del margen de optimización de los indicadores del riego que se deben fundamentalmente a prácticas de manejo.
En los últimos trabajos realizados por el DGI se ha observado que las variables de manejo que más impactan en la eficiencia de riego son el tiempo de riego y la nivelación del terreno (Ferrer, 2019; Schilardi, 2020). Es decir que los cambios en las prácticas que permitirían mejorar el aprovechamiento del agua se encuentran a mayor alcance y tendrían impacto directo sobre el 68% de los productores que tienen riego gravitacional y que, en su gran mayoría, no se encuentran en condiciones de invertir en sistemas de riego presurizado, cuyos costos rondan los U$D 4000 por ha.
Además, a partir del trabajo de campo realizado por el DGI en los últimos años en el área de eficiencia de riego, se ha observado también la relación existente entre la sistematización de las fincas y los indicadores de eficiencia. Con sistematización, nos referimos al conjunto de elementos y canales internos de una propiedad, su estado, distribución y disposición. Una buena sistematización le otorga al regante una mayor capacidad para regular y controlar el caudal de ingreso, evitando pérdidas y permitiendo ajustar el volumen de agua aplicado a aquel que realmente es requerido por el cultivo. Mediante una correcta sistematización no se mejora la eficiencia per se, pero se mejoran considerablemente las condiciones para aumentar el aprovechamiento del agua.
Por lo expuesto, se señalan dos formas de intervención de bajo costo sobre factores críticos que determinan la eficiencia de riego: inversiones en procesos que mejoren las condiciones físicas del suelo dentro de la finca, e inversiones en infraestructura y herramientas en la sistematización en cabecera de las unidades de riego.
Figura 1: Lona sobre reguera central
Inversiones en procesos
Con este tipo de inversiones se pretende mejorar las condiciones de distribución del agua dentro de la unidad de riego (cuadro o tapada). Se trata de inversiones indirectas a través de la compra de combustible, maquinaria o contratación de mano de obra o servicios requeridos para las labores a realizar.
- Nivelación longitudinal del terreno: la falta de una nivelación adecuada es uno de los resultados más frecuentes en las evaluaciones de eficiencia de riego (45% de los casos analizados en el río Mendoza y 74% en el río Atuel),pues limita la distribución uniforme del agua a lo largo y ancho de la unidad de riego, acentuando las pérdidas y los déficits en los sectores más desfavorecidos. Este factor es crítico a la hora de realizar planteos de optimización del riego y su impacto es comunmente subvalorado por los productores, que a veces dejan pasar años hasta hacer un replanteo de los niveles.
- Definición de surcos: entre los métodos de riego gravitacional, el uso de surcos ofrece algunas ventajas sobre el riego en melgas (o “a manto”). El perfilado de surcos de dimensiones estándar permite avances rápidos, mejorando la relación entre la superficie de infiltración y el área del frente de riego. Si bien la implementación de un sistema de surcos depende de las dimensiones de la finca y del tipo de suelo, se puede decir que, en general el perfilado de surcos mejora la eficiencia del uso de agua al permitir una mejor distribución e infiltración en el suelo.
- Definición de bordos: la definición de la unidad de riego mediante bordos (lomas de tierra aporcada en los límites de dicha unidad) es importante para evitar pérdidas por escurrimientos y para determinar con mayor seguridad los volúmenes de agua a aplicar. En general, la eficiencia de riego aumenta con tapadas de menor tamaño, para lo cual es necesario definirlas a través de bordos.
Inversiones en infraestructura y herramientas
La mejora de la sistematización mediante la inversión de infraestructura de bajo costo y elementos para la operación del riego permiten una mejora en la distribución interna y en cabecera de la unidad de riego, mediante un mayor control sobre los caudales de manejo, una mejor estanqueidad de los atajes y embalses sobre acequias de conducción interna y facilidades en la operación del riego. Los elementos más destacados en este sentido de detallan a continuación:
- Materiales impermeabilizantes: geomembranas, lonas, polietilenos de alto micronaje (500μm o mayor espesor) pueden ser utilizados tanto para crear embalses o reservorios de agua en la propiedad, como para impermeabilizar secciones de acequias de conducción interna que tienen largos recorridos y generan pérdidas por infiltración. También son utilizados para mejorar la estanqueidad de compuertas.
- Lona regadora: las lonas son un sistema de ataje y derivación que consiste en un film plástico de polietileno o PVC (impermeable) de entre 200 y 300 micrones, enrollado y sellado sobre un palo que se coloca transversalmente sobre la acequia regadora. Es un elemento de gran versatilidad y bajo costo, y le permite al productor adaptarse a una gran variedad de situaciones. Las lonas regadoras pueden ser usadas en hijuelas, regueras y contraacequias de una parcela con el objetivo de embalsar el agua para ingresarla a una determinada unidad de riego o tapada. También pueden ser utilizadas a manera de compuertas sobre las bocas de ingreso a surcos o melgas. Su costo es muy variable, aunque tradicionalmente los productores reciclan las carpas utilizadas para otros fines.
- Marco de hormigón y compuerta metálica o de machimbre: son los elementos tradicionales de derivación y ataje en cultivos permanentes, en donde la sistematización tiene pocos cambios en el tiempo. Este elemento garantiza un buen ataje del agua, permite la regulación de los caudales y tiene alta durabilidad, aunque las compuertas de chapa o machimbre deben renovarse periódicamente (las primeras tienen una utilidad media de 6 a 10 años según el material y el mantenimiento y las segundas de 3 años). La implementación de estos elementos requiere un buen planteo de la sistematización general y de los niveles de la finca.
- Marco de hormigón con caño “crucero”: es una variante de los marcos tradicionales que permite ingresar el agua a las unidades de riego por debajo de los callejones o las cabeceras de riego, evitando obstaculizar el paso de la maquinaria. El ingreso de caudales limitados por el diámetro también resulta una ventaja cuando está bien dimensionado el sistema. Para diámetros de caño de 20 a 40 cm el costo aproximado es de $1000 pesos por compuerta (a enero 2020).
- Caños de PVC con tapa: se trata de caños de pvc de 120 a 160mm. Estos materiales permiten una fácil operación de riego, además de un cierre completo. Limitan el caudal de ingreso y resultan adecuados para caudales unitarios o pequeñas tapadas. Esta opción es una alternativa para aquellos casos en los que la diferencia de niveles entre la reguera y la cabeza de la unidad de riego lo permitan.
- Manga para riego: se trata de mangas de polietileno de 300 a 400μm que funcionan como conducción en cabecera y erogan caudales unitarios constantes en las perforaciones que se realizan. Permite evitar pérdidas en la conducción en cabecera y uniformizar los caudales ingresados en cada hilera. Las mangas de diámetros aconsejados (mayores a 8’’) tienen un costo aproximado de $20 a $60 por metro (a enero 2020).
Figura 2: Caño de hormigón con compuerta de chapa en boca de tapada